


Hace unos día me encontré con un antiguo amigo, en la actualidad empresario de éxito. Después de felicitarle por lo bien que le iba, él, con una humildad que siempre le ha caracterizado, me confesó que aunque por un lado estaba inmensamente feliz también se sentía atacado constantemente. Reconoció que no llevaba bien las críticas, ni las denuncias, que aunque no llegaban nunca a buen puerto, puesto que lo tiene todo legalmente correcto, sí le acarreaban un buen disgusto además del coste y el trabajo de pensión.
Yo que soy mucho de pensar, y de escribirlo después, he estado meditando al respecto, de su situación, de la de algunos de mis clientes, e incluso de algunas cosas que me han pasado a mí en concreto.
Y es que cuando tienes éxito o cuando te conviertes en un personaje público por el motivo que sea tu círculo de exposición pública se amplía. Si antes de tu éxito, pongamos que te relacionabas de forma habitual con 10 personas, y no eras del agrado de 1, podías gestionarlo medianamente bien. Pero cuando tu exposición, llega a miles de personas, aunque solo le caigas gordo al 10% de la gente, ya estás hablando de cientos de personas.
Y si un 10% de estos cientos de personas, son “tocapelotas activos”, estamos hablando de unas cuantas decenas de personas que harán lo que que esté en tu mano, por molestarte lo que buenamente puedan. Esto es básicamente lo que le pasa nuestro empresario de hoy.
Por eso es importante una buena gestión del éxito. ¿Y cómo se hace esto? Pues ahí van una serie de consejos.
- Conócete a ti mismo y valórate. Vale, sí parece lo de siempre, y quizás lo sea, pero es que esto es fundamental. Si no sabes cuáles son tus valores, cómo definirlos y cómo vivir de acorde a ellos, si no sabes cuáles son tus habilidades, tus puntos fuertes y tus puntos débiles, y cómo gestionarlos, entonces te puedo asegurar que no te conoces a ti mismo.
- Entiende que para gustos los colores. Asume que no puedes gustarle a todo el mundo, y que cuánto más pública sea tu vida, cuánto más éxito tenga tu negocio, a más gente le gustarás, pero también habrá más a la que le molestes. Por lo que si tienes detractores, felicidades amigo, es que estás haciendo un buen trabajo.
- Ejercita la compasión. Esa persona a la que estás molestando, y que además está invirtiendo su tiempo en criticarte, denunciarte o lo que sea que haga no es tan mala como piensas. Nadie decide ser malo, así porque sí. Todos queremos ser buenos. Esa persona simplemente no tiene nada mejor que hacer, lo que significa que su vida probablemente tenga muchos agujeros, y todo el tiempo que está invirtiendo en socavar tu éxito, no lo está invirtiendo en su vida. Además está gastando parte de su tiempo, y de su vida, en alimentar su rabia, o su envidia, o lo que sea que tenga y todos sabemos que alimentarse de eso es terriblemente tóxico. ¿De verdad no te da algo de pena?. Lo mismo ocurre con los que solo te quieren cuando tienes éxito, aunque a ellos no les mueva la rabia, les mueve algo que no es el amor sincero, y solo la compasión, y el ponerte en sus zapatos te acercará a tu propio bienestar. En el caso de que no lo hagas así, de que decidas vivir el odio o la rabia, en vez de la compasión, tú también estarás bebiendo de su propio veneno.
- Ten claro hacia dónde vas, cuál es tu misión, y cuál es tu visión. La tuya, y si hace falta la de tu negocio, que no tiene porque ser la misma. Si tienes esta parte clara, será mucho más fácil gestionar las críticas de una forma ágil.
- Si te lo puedes permitir, delega esta parte de tu negocio. Seguro que hay alguien en tu organización que puede gestionar las críticas, o las denuncias en tu lugar, para tu dedicarte a construir tu negocio (que esto ya has demostrado que se te da muy bien).
Son solo unas pequeñas pinceladas de como gestionar tu éxito, pero espero que te sirvan, aunque solo sea un poquito, para disfrutar, aún más si cabe, de tu hiper-bien-merecido éxito y de la tribu mágica que has conseguido reunir a tu alrededor.



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